Ginés Moncada (1912) describe el método de explotación en la mina de la RCAM:
Desde el valey se trazaban 2 galerías que delimitaban superior e inferiormente el panel a explotar. El panel se dividía a su vez en dos mitades mediante un nivel intermedio, y cada mitad a su vez en dos mitades mediante su correspondiente nivel.
Los niveles intermedios se comunicaban con las galerías mediante planos inclinados automotores denominados frenos. Los frenos eran simples (de una sola vía) o dobles (de dos vías). Los simples servían para la bajada de relleno para los talleres y los dobles para la subida de vagones vacíos a las galerías intermedias y para la bajada de los vagones cargados de carbón. La diferencia de peso entre los vagones cargados y los vacíos permitía el ascenso de estos mientras subían aquellos.
La utilización de los frenos permitían disminuir el número de enganches en el valey: el relleno entraba por la galería superior y la producción, los vagones cargados de carbón, salía por la inferior, sin necesidad de enganches en los niveles intermedios. Así mismo se reducía el mantenimiento de galerías al abandonar los niveles intermedios y sólo conservar las galerías con enganches al valey.
La explotación se realizaba en retirada: El carbón se explotaba empezando por la parte más alejada del valey, al final de las galerías en dirección al plano inclinado.
El método de explotación utilizado en la última etapa de actividad de la mina era el conocido como tajos ascendentes. Cada tajo tenía un ancho de 3 metros, según la dirección de la galería y toda la altura de la capa. El tajo se explotaba en dirección ascendente según la pendiente de la capa. El hueco dejado por el deshullamiento de la capa se rellenaba con menudo de caliza contenido por un muro de mampostería en seco de piedra caliza de buena calidad, de un metro de espesor, del lado del tajo. Los tajos de los diferentes macizos se llevaban con cierto espaciamiento entre ellos, de manera que el superior siempre fuera más adelantado (más cercano al valey) que el inferior para reducir los gastos de conservación de las galerías.
Cada tajo se picaba en dos turnos, día y noche, por una pareja de picadores. El ciclo de arranque comenzaba en el turno de noche. La pareja pica en la parte superior del tajo una profundidad de 0,8 m y una altura de 1,50 m a lo largo de todo el ancho, y colocan la trabanca empotrada en el muro de caliza y sujeta en el carbón por una balsa y apretada con una cuña. Además embastonaban entre trabanca y trabanca para prevenir desprendimientos del techo.
El carbón arrancado queda en el sitio a la espera del turno de día, sirviendo de andamio.
La pareja de día rasgaba la parte inferior del tajo y coloca el poste o pie derecho del lado del carbón, y en caso necesario otro en el lado del muro de caliza.
El carbón arrancado era paleado hasta la galería o nivel inferior. Debido a la poca pendiente de la capa las vías podían penetrar un poco dentro del tajo. Este trabajo era realizado por 3 paleadores como máximo, por lo que los tajos no podían tener una longitud superior a 25 metros, lo que significaba una producción de 24 vagones de 800 l por tajo.
Una vez que el tajo alcanzaba la galería o nivel inmediatamente superior el hueco producido se rellenaba inmediatamente con zafra introducida por el nivel superior.
Se construía un muro de 1 m de espesor con mampostería en seco de piedra caliza de buena calidad, de un metro de espesor, rellenándose el hueco restante con menudo de caliza. Muro y relleno se realizaban simultáneamente de abajo hacia arriba.
Cuando la potencia de la capa era superior a 3 metros, los tajos se dividían en dos zonas. Primero se explotaba la parte inferior de la capa y luego se rellenaba, como en un tajo normal. Posteriormente se montaba el tajo sobre el relleno, y se arrancaba el resto del carbón hasta el techo. El arranque en las dos zonas en una misma capa es simultáneo, con una separación entre ambos de uno o dos tajos de distancia, con el fin de mejorar el sostenimiento.
Los vagones cargados se reunían en el enganche de la galería inferior, y desde allí son arrastrados hasta el nivel del enganche inferior del pozo. Desde allí son elevados hasta la superficie en las jaulas.